domingo, 16 de mayo de 2010
Tal y como se ha diseñado hasta la fecha la implantación de la nueva asignatura con la que el gobierno pretende educar a nuestros hijos -arrogándose el derecho que nos asiste a los padres de ser los que determinemos la educación moral que deseamos para ellos-, no es de extrañar que la polémica que gira en torno a ella cada día sea mayor. Vaya por delante el que, al igual que el gobierno, pienso que uno de los más graves problemas que tiene nuestra sociedad es la falta de educación en valores. Sin embargo, existe un abismo entre el concepto que tengo yo de lo que son los valores y lo que significan para el gobierno. Para mí esos valores son cosas tales como el respeto, la sobriedad, el desprendimiento, la generosidad, la perseverancia, el sacrificio, la obediencia, la responsabilidad, la gratitud y la obediencia (por citar algunas de ellas). Pero parece que para el gobierno no. A la vista de lo publicado estos días, los “valores” que quieren transmitir están recogidos en la guía didáctica “Educar en Valores”, la cual da las oportunas orientaciones pedagógicas a padres y profesores sobre los contenidos que integrarán la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía.

A modo de resumen podemos decir que los temas tratados se recogen en una serie de capítulos en los que se tratan pacifismo, eutanasia, racismo, tolerancia o inmigración. Y como guinda a ese “pastel”, en otro de los capítulos llamado “Somos iguales, somos diferentes”, se ofrece orientación “sobre recursos didácticos útiles a la hora de abordar en clase el goce de la homosexualidad y la celebración del multiculturalismo”. Entre otros “recursos” se incluye un cómic (¿?) de un tal Nazario con el desafortunado título de “Alí Baba y los 40 maricones” (en este enlace hay una muestra del cómic que enseña imágenes con contenido de sexo explícito, que pueden herir su sensibilidad y sus convicciones), una guía de sexo seguro para gays, o un catálogo con “artísticas fotografías” para la práctica de la homosexualidad. Parece increíble que sea esta basura la que quieren inculcar a nuestros hijos y que pretendan que los padres no nos sublevemos ante este despropósito ¿verdad?

Pero para más escarnio, a pesar de la gravedad de lo que acabamos de comentar, nuestros gobernantes han conseguido -vaya usted a saber por qué medios, que mucho me temo que sean económicos- el apoyo de la Federación Española de Religiosos de Enseñanza-Centros Católicos (FERE-CECA), más preocupados por jugar a empresarios que por defender la moral que predica la Santa Madre Iglesia, y ha tenido que salir al paso la Conferencia Episcopal Española en defensa del derecho de los padres a elegir la educación en valores para los hijos. ¡Dios mío, qué “cestos” seremos capaces de hacer con estos “mimbres
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